Un grande “Maestro de Arte” y mi querido padre.

Franco Reale nació en Naso en la provincia de Messina en 1945; muy joven se fue a Milán impulsado por el deseo de establecerse en una gran ciudad del norte de Italia.

Trabaja en la industria de la moda como sastre en una Maison en Corso Matteotti. Después de unos años se trasladó a Roma, en Piazza San Lorenzo in Lucina.

El entorno que lo rodea es fértil en el campo artístico, comienza a frecuentar los lugares de encuentro más animados de la ciudad: en la Galleria D’Urso conoce y hace amistad con artistas como Marino Haupt, un gran escultor finlandés, esposo de la hija del maestro Purificato y propietario de dos prestigiosas galerías de arte.

Asistió a los pintores de la escuela romana como Fantuzzi, Omiccioli, De Chirico, el gran crítico Enzo Siciliano, Alberto Moravia, Pier Paolo Pasolini.

Bar Notechen, el salón Morazzani y el Caffè Greco son lugares donde comparten y se confrontan y donde Franco Reale comienza a apasionarse por la pintura… gracias a las influencias y enseñanzas de estos grandes maestros.

En los años 60 y 70 comienza a dar sus primeros pasos en el arte figurativo estudiando en la Academia de Bellas Artes de Via di Ripetta y en la Academia San Giacomo: pintura al óleo y dibujo al natural.

Desde 1974 ha establecido la Academia de Moda y Vestuario, director y profesor de diseño estilístico y vestuario teatral y cine de televisión.

Recibe numerosos premios en Italia y en el extranjero por su compromiso con la industria de la moda y la formación de jóvenes creadores.

Un pintor que contribuye a rendir homenaje a la expresión figurativa siciliana gracias a sus constantes referencias a su tierra natal. El mar, el campo, las vistas en perspectiva de los antiguos edificios “nasitani” ( de Naso (ME) atestiguan una búsqueda constante de armonía entre sujeto, color y luz, y esta última es una expresión de gran intensidad, disolviendo los contornos e iluminando los colores, creando atmósferas aisladas en el tiempo. Una representación de la verdad que vive en la memoria, utiliza el dibujo como medio básico de expresión y también lo aplica en la reproducción cromática. Dedica ciclos pictóricos a los orígenes, a la amistad … sus retratos son homenajes sinceros llenos de sentimiento y capturan plenamente la humanidad de los “compañeros del pueblo” atrapados en momentos de la vida diaria.